Así definiría yo a mi centro
escolar, pero no solo el mío sino todos, los profesores se vanaglorian poniéndonos
películas sobre el Nueva York de las bandas, de la violencia y de tantas otras
cosas que según ellos ahora debemos agradecer no sufrir. Yo me pregunto si ellos bajan al mismo patio
al que bajo yo, probablemente no, quién sabe. En mi centro las bandas no son de
latinos y de negros son de fashion victims y raperos.
Por una parte están ellas, esclavas de los eyes liniers y su gloss de
aumento, la carne de cañón del magnate de Inditex. ¿Sus valores? Se basan en
las frases celebres que buscaban en cuarto de primaria para poner en sus
estados del tuenti y los que aun no les acaban de pillar el matiz, su tema de
conversación favorito, por supuesto: lo
maravilloso que son sus novios, su ultimo pintauñas o que se han
comprado una camiseta como la de la tronista de la semana pasada de esas que
pone “Nirvana”.
Después ellos, con sus
motos trucadas y sus calzoncillos, que van más que sus escasos valores, los que
mientras visten con las marcas caras del Corte Ingles escuchan “el rap de la
calle”, ese que critica a la gente hipócrita y que es escuchado por gente hipócrita,
pero, ellos son gente muy guays porque fuman porros y hacen pesas, porque ¿qué
es más importante que enseñar tableta en las fiestas de sus pueblos mientras
llegan al borde del coma etílico? Claro está, hacerse una foto mientras se lían
con esa princesa, que, como bien decía Sabina, tienen la frente muy alta y la
falda muy corta, para fardar después con sus amigos.
Y es que la sociedad de hoy en día se basa en aparentar,
en ser quien no eres, y si no estás dispuesto a ello, huye, escóndete en un
rincón del baño del último piso, pasa desapercibido porque lo único que
conseguirás es que te utilicen, que se rían de ti, que te desprecien. Porque
ahora la gente que piensa es una lacra y solo ellos pueden tener la razón,
razón de todo cuando en verdad no tienen de nada, ellos saben de todo, y digo
ellos porque ellas son mujeres florero, monos de repetición, que el chico dije
derechas, de derechas, que dice izquierdas, de izquierdas, son veletas que se
mueven sin saber lo que tendrán que pasar mañana.
Yo quiero pensar misma, porque ya me he cansado de
callarme, he tenido la suerte al 1% de la sociedad, ese 1% que piensa, y puede
que cada uno piense diferente al otro, pero he ahí el quid de la cuestión.
Puede que nos miren mal pero eso a nosotros, a esa pequeña minoría que siempre
ha intentado callar hundiendo nuestra autoestima, ya no nos importa, ahora nos
hace crecer y aviso, tenemos muchas ganas de crecer y de que se nos oiga. Puede
que no tengamos razón en todo, pero la cuestión es argumentar, dar nuestras
razones.
Esa es nuestra era, la era de los callados, la era de las
que llevamos la cara lavada y de los que no necesitan los porros como
inspiración.
Y AHORA OS TOCA CALLAR Y
ESCUCHAR.